Las relaciones y el Fernet con Coca
- Lucia L
- 26 sept 2024
- 3 Min. de lectura
El Fernet con Coca es un trago muy popular en Argentina. Amado por algunos – me incluyo – y odiado por otros, genera controversia en lo que respecta a gustos, disgustos y proporciones. En este artículo vamos a ver cómo nos puede enseñar una valiosa lección sobre las relaciones de pareja.
El Fernet es una de mis bebidas favoritas. “Horrible. Un sabor a yuyo”, diría mi mamá. Para mi tiene sabor a “el día valió la pena” cuando me preparo uno por la noche antes de acostarme. Hay personas que toman el Fernet solo, como una bebida digestiva. Otras que le agregan además hielo. En mi caso lo tomo con Coca y le agrego tres “hielos” plásticos de esos que enfrían pero que no rebajan la bebida ya que no se derriten. Nacido vaya uno a saber dónde y popularizado en Córdoba, es uno de los mejores tragos que he probado. Lo disfruto tanto en una copa de cristal como en una botella de plástico cortada – el famoso “viajero”.
Uno de los secretos de un buen Fernet con Coca es que cada bebida – el Fernet y la Coca – tenga la proporción justa. Por supuesto, esto es a gusto del consumidor, pero de eso se trata, de encontrar la medida justa. Yo lo preparo 70% Coca y 30% Fernet e intento no salirme demasiado de esa proporción. ¿Es la proporción correcta? No lo se. No creo que haya correctos o incorrectos cuando se trata de gustos. Es simplemente la proporción que me gusta a mí: perfectamente asimétrica.
A mi criterio, la proporción es también uno de los secretos de una buena relación de pareja y por eso es que hago esta comparación. La diferencia con el Fernet con Coca es que en un vínculo las proporciones deben tender a la simetría, al 50-50. Cuando hablo de simetría no solo me refiero a la simetría entre lo que aporta cada miembro de la pareja sino también a la forma en la que nos vinculamos con nosotros mismos cuando estamos en pareja.
Lograr la simetría en un vínculo con otra persona no se trata de que en cada instante cada miembro de la pareja aporte el 50% de lo que conforma esa relación. Hay momentos en los que uno va a necesitar más apoyo emocional, momentos en los que por una cuestión de organización uno va a llevar adelante más tareas del hogar que el otro, etc. De hecho, ser muy estrictos con la proporcionalidad en todo momento puede ser hasta un factor de estrés. Hace un tiempo tenía un chiste interno con una amiga que puede ilustrar este punto. Con su pareja, se dividían las tareas domésticas con una precisión quirúrgica. Si ella lavaba los platos hoy y habían cenado ensalada, su pareja anotaba que ella no había lavado ninguna olla en el proceso. Si al día siguiente preparaban algo un poco más elaborado, su pareja tenía una “olla a favor” para el lavado de platos siguiente. Literalmente anotaban cuantas ollas lavaban cada día para compensar y mantener divididas las tareas del hogar exactamente 50-50. Yo cada vez que llegaba a la casa de mi amiga le preguntaba quien iba ganando la “olimpiada de la olla”. No me atrevo a decir que este método está mal. Les funciona. Tienen dos hijos y son felices. Pero te aseguro que “la olimpiada de la olla” traía discusiones constantes.
Yo creo que ese 50% se trata más de encontrar un equilibrio en el que cada quien aporte sus fortalezas individuales al vínculo y en el que ambas partes se sientan contenidas, amadas, valoradas, respetadas y cuidadas. Que nadie sienta que cede más de lo que debería en ese vínculo, que nadie comprometa sus valores individuales, que nadie postergue sus propias necesidades en forma habitual, que nadie sienta que tiene que remar en el Atlántico con dos palitos de helado en diferentes aspectos del vínculo. La proporción más hermosa en un vínculo es la que refleja la reciprocidad. No mereces un amor con medias tintas. Mereces un amor completo en el que se brinden tal como te brindas. Cuidar la proporción también implica respetar tu propia proporción, entregándote en ese vínculo de forma tal de no perder de vista tu individualidad, tus espacios, tus valores, tu propio tiempo y proyectos.
Te invito a pensar si la relación que tenías tenía una dinámica simétrica o si se parecía más a mi Fernet con Coca.
Te regalo una parte de un poema que escribí hace algún tiempo.
(…)
Y con el tiempo entendí
Que nuestro peor error
Fue calcular mal la proporción.
Que el amor es 50-50,
Que si en el bote hay dos remos
Es porque se rema de a dos.
Yo para un 70-30 corazón,
Mejor me hago un Fernet.
Un abrazo y buena semana!
Lucía

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