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Foto del escritorLucia L

Tu propio Haka

En estas épocas en las que los juegos olímpicos nos regalan una conexión única con el deporte, te propongo explorar un ritual interesante y aplicarlo a tu vida.


Siempre me llamó la atención el rugby, pero no solo como deporte en sí sino por las diversas cuestiones accesorias – pero pareciera que imprescindibles – al deporte en sí. En términos simples, cada juego consiste en marcar la mayor cantidad de puntos posibles atravesando el campo para dirigir la pelota hacia el sector del oponente, tras cruzar un límite que marca la anotación. El objetivo parece sencillo al momento de describirlo, pero alcanzarlo requiere de habilidades que exceden lo deportivo. El equipo debe funcionar como una unidad, debe proteger a cada uno de sus miembros y a la pelota que les permitirá llevarse la victoria. La estrategia está armada en función de esa unidad y ciertamente se despliega mucho antes de que el árbitro marque el inicio del juego.


Algo que siempre me llamó la atención es el Haka, popularizado por los equipos de rugby neozelandeses masculino y femenino, pero con un origen que se remonta a la comunidad Maori. Si no tuviste la oportunidad de apreciarlo alguna vez, te invito a hacerlo porque es verdaderamente impactante. Se trata de una danza que si bien algunos la asocian con un ritual de guerra, otros reconocen su origen como un ritual de bienvenida a los visitaban la tribu. Lo cierto es que, aparentemente en algún punto de la historia se ha utilizado como preparación mental para los guerreros maoríes. Posteriormente, se trasladó al rugby como parte de un ritual que representa una fuerte cultura nacional.


Así apreciemos el Haka de los All Blacks o de las Black Ferns – selección femenina de Rugby de Nueva Zelanda- el ritual es verdaderamente intimidante y sella el espíritu de equipo. Los jugadores se colocan frente al oponente como guerreros a punto de dar el primer paso hacia la batalla, pronuncian palabras de aliento hacia su propio equipo que definen su identidad, las gritan, las sienten con gestos. Realmente se les transforma la cara a todos los miembros del equipo, y poco a poco se van acercando hacia los contrincantes entre gritos y gestos. Debe ser prácticamente imposible como rival estar frente a ese ritual y sentir aunque sea algo de lo avasallante que resulta, pero lo más importante del Haka es que funciona como un incentivo propio, como una preparación mental para librar una batalla – en este caso un partido de rugby.  Te propongo crear tu propio Haka... tu propio ritual, algo que te repitas a diario frente al espejo. Puede ser una frase que te incentive, una canción que suene o cantes y te llene de energía o una imagen que veas y mejore tu día. Creá tu propio Haka, ese que te convierta en un guerrero o una guerrera a la hora de enfrentar tus miedos, tus inseguridades u otro día en este camino hacia tu superación personal – o redención, como me gusta llamarla. Creá tu propio Haka y convertite en tu mejor guerrero/a.


Un abrazo y buena semana.



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